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Equal in Dignity, United in Mission: The Beauty of the Body of Christ

Iguales en dignidad, unidos en misión: la belleza del Cuerpo de Cristo



Today’s Second Reading, from St. Paul’s first letter to the Corinthians, picks up where we left off last week and continues with a similar theme. The message is that we are each unique in the gifts and talents God has given to us, and therefore, we all have different tasks to fulfill as members of the Body of Christ. 

 

What is further developed this week is the truth that, though different in our roles, every single individual is equally important and needed in the Church, from the freshly baptized newborn to the teenager sitting reluctantly by his parents, to the elderly shut-in who can no longer attend Sunday Mass. “God placed the parts, each one of them, in the body as he intended. If they were all one part, where would the body be? But as it is there are many parts, yet one body.”

 

What does this teach us as Christians? It shows us that we all have equal dignity and worth in God’s sight, and that if God sees us as equally precious, we should view each other in this same light. It teaches us to humbly recognize our own gifts as well as the gifts of every member of our parish family. And, while God designed us to be ultimately dependent on Him, it seems He has also designed us to need each other! This is part of the beauty and richness of our Christian way of life. No one person can “do it all” — whether in family life or parish life. But God does not ask us to do it all. He simply asks us to share the gifts and talents we do have in the season of life we find ourselves right now.

 

And just what are we, as Christians, aiming to achieve by sharing our gifts and talents? We are aiming to follow in the footsteps of our Lord, furthering with His grace the mission He began 2,000 years ago.  This is a Jubilee Year of Hope, and we are Pilgrims of Hope, welcoming pilgrims to our church - a site designated by Bishop Golka for HOPE!  Jesus declares in the Gospel reading from St. Luke today what this mission is: “The Spirit of the Lord is upon me, because he has anointed me to bring glad tidings to the poor. He has sent me to proclaim liberty to captives and recovery of sight to the blind, to let the oppressed go free, and to proclaim a year acceptable to the Lord.”

 

What a noble purpose! What great dignity has been bestowed upon us, modern-day disciples, that we are called to this same task.  This Jubilee Year of Hope is another year acceptable to the Lord!

 

In the week ahead, let’s take this mission to heart, examining the way we can use our gifts and talents for this mission and asking ourselves what it looks like in our unique circumstances to “bring glad tidings to the poor,” “liberty to captives,” “sight to the blind”, “freedom to the oppressed” and a jubilee year acceptable to the Lord!

 

It might feel uncomfortable at first. But the good news is you don’t have to do it all. Do your part, let your brothers and sisters in the Body of Christ do theirs, and know that the Spirit of the Lord is upon us all as we live out our Christian way of life.


Fr. Mark Zacker

Pastor



La segunda lectura de hoy, de la primera carta de San Pablo a los Corintios, retoma el tema de la semana pasada y continúa con un tema similar. El mensaje es que cada uno de nosotros es único en cuanto a los dones y talentos que Dios nos ha dado y, por tanto, todos tenemos tareas diferentes que cumplir como miembros del Cuerpo de Cristo. 


Lo que se desarrolla aún más esta semana es la verdad de que, aunque diferentes en nuestros papeles, cada individuo es igualmente importante y necesario en la Iglesia, desde el recién bautizado recién nacido hasta el adolescente sentado de mala gana junto a sus padres, o el anciano recluido que ya no puede asistir a la misa dominical. "Dios ha puesto los miembros del cuerpo, cada uno en su lugar, según lo quiso. Si todas fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Cierto que los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo".


¿Qué nos enseña esto a los cristianos? Nos enseña que todos tenemos la misma dignidad y el mismo valor a los ojos de Dios, y que si Dios nos considera igualmente valiosos, debemos vernos los unos a los otros de la misma manera. Nos enseña a reconocer con humildad nuestros propios dones, así como los dones de cada miembro de nuestra familia parroquial. Y, aunque Dios nos diseñó para depender de Él en última instancia, parece que también nos ha diseñado para necesitarnos los unos a los otros. Esto forma parte de la belleza y la riqueza de nuestro estilo de vida cristiano. Nadie puede "hacerlo todo", ni en la vida familiar ni en la parroquial. Pero Dios no nos pide que lo hagamos todo. Simplemente nos pide que compartamos los dones y talentos que tenemos en la época de la vida en la que nos encontramos.


¿Y qué pretendemos, como cristianos, al compartir nuestros dones y talentos? Pretendemos seguir las huellas de nuestro Señor, impulsando con su gracia la misión que Él comenzó hace 2.000 años.  Este es un Año Jubilar de la Esperanza, y nosotros somos Peregrinos de la Esperanza, dando la bienvenida a los peregrinos a nuestra iglesia - ¡un lugar designado por el Obispo Golka para la ESPERANZA!  Jesús declara en la lectura del Evangelio de San Lucas de hoy cuál es esta misión: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor".


¡Qué noble propósito! Qué gran dignidad nos ha sido concedida a nosotros, discípulos de hoy, que estamos llamados a esta misma tarea.  ¡Este Año Jubilar de la Esperanza es otro año de gracia del Señor!


En la semana que tenemos por delante, tomemos esta misión a pecho, examinando la forma en que podemos utilizar nuestros dones y talentos para esta misión y preguntándonos cómo se ve en nuestras circunstancias únicas "llevar a los pobres la buena nueva", "liberación a los cautivos", "la curación a los ciegos" y "libertad a los oprimidos” y un año jubilar agradable al Señor!


Al principio puede resultar incómodo. Pero la buena noticia es que no tienes que hacerlo todo. Haz tu parte, deja que tus hermanos y hermanas del Cuerpo de Cristo hagan la suya, y sabe que el Espíritu del Señor está sobre todos nosotros mientras vivimos nuestro estilo de vida cristiano.


P. Mark Zacker

Párroco


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