Our Blessed Mother takes center stage on this fourth Sunday of Advent, and rightly so, as we draw near to the celebration of her Son’s birth. After our Lord Himself, Mary is our model and guide to a stewardship way of life.
Mary immediately begins to think of others before herself, setting out quickly to be with her cousin, Elizabeth, modeling two of the pillars of stewardship – Hospitality and Service. What warmth and humility the Mother of our Savior shows, traveling to Elizabeth to spend time with her, rejoicing with Elizabeth over her own incredible pregnancy, and assisting her in a time of need. And what joy this hospitality and service brings to Elizabeth.
Imagine if everyone Christian woman accompanied another woman like Mary did Elizabeth. Imagine sharing the joy of pregnancy, the miracle of new life! Imagine praising and thanking the Lord together. Marriage and family would be strengthened. Abortion would end. The church would be visible and active, changing all of society around us! I encourage every one of our Christian women to do this in the new year! You can make this real difference for life!
Our Blessed Mother’s example of a stewardship way of life is one that we, her children, can follow in our own lives today. With all the gifts God gives us — our time, our talents, our material possessions — we, too, can offer ourselves to God by using these gifts to serve and glorify Him. In so doing, we will effectively spread the Good News of the Gospel to the world around us today.
May our Blessed Mother Mary and Saint Elizabeth pray for us as we come to the Christmas feast! A little baby is born for us! Christ the Lord!
Fr. Mark Zacker
Pastor
Nuestra Santísima Madre ocupa un lugar central en este cuarto domingo de Adviento, y con razón, ya que nos acercamos a la celebración del nacimiento de su Hijo. Después de Nuestro Señor, María es nuestro modelo y guía para un estilo de vida corresponsable.
María comienza inmediatamente a pensar en los demás antes que en sí misma, poniéndose rápidamente en camino para estar con su prima Isabel, modelando dos de los pilares de la corresponsabilidad: la hospitalidad y el servicio. Qué calidez y humildad muestra la Madre de nuestro Salvador, viajando a Isabel para pasar tiempo con ella, alegrándose con Isabel por su increíble embarazo y ayudándola en un momento de necesidad. Y qué alegría produce en Isabel esta hospitalidad y este servicio.
Imaginemos que todas las mujeres cristianas acompañaran a otra mujer como María hizo con Isabel. Imagina compartir la alegría del embarazo, el milagro de una nueva vida. Imagínense alabar y dar gracias al Señor juntas. El matrimonio y la familia se fortalecerían. Se acabaría el aborto. La iglesia sería visible y activa, ¡cambiando toda la sociedad a nuestro alrededor! Animo a cada una de nuestras mujeres cristianas a hacer esto en el nuevo año. ¡Ustedes pueden hacer esta diferencia real para la vida!
Nosotros, sus hijos, podemos seguir el ejemplo de vida de nuestra Santísima Madre. Con todos los dones que Dios nos da -nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestras posesiones materiales- nosotros también podemos ofrecernos a Dios utilizando estos dones para servirle y glorificarle. Al hacerlo, difundiremos eficazmente la Buena Nueva del Evangelio al mundo que nos rodea hoy.
¡Que nuestra Santísima Madre María y Santa Isabel recen por nosotros al llegar a la fiesta de Navidad! Nos ha nacido un niño. ¡Cristo, el Señor!
P. Mark Zacker
Párroco