Our Bible readings today bring to light the daily struggle between good and evil and how we can win that struggle through gratitude.
In our Gospel, we see an example of how surrendering to our passions negatively affects us. Jesus was with His disciples when they began to argue among themselves as to who was the greatest in the group.
If we look at our own lives, we might find many instances where we fall into the same tendencies — we constantly compare ourselves to others, out of pride we feel the need to point out another’s faults or choose to fight back in an argument. We know we should act one way but choose another.
When Jesus hears what the apostles are discussing, He has them focus on a child. “Whoever receives one child such as this in my name, receives me.”
If we reflect on the moment someone receives a child, oftentimes their hearts are overwhelmed with joy and gratitude for this gift. There is no jealousy or anger, just thanksgiving and appreciation.
The apostles are busy bickering about who was the best. Their vision was clouded, and they could not even stop and be grateful for the gift to be so close to Jesus and that they were chosen to be His closest followers.
When you are caught in the raging war of jealousy, fighting, and pride, and begin to become enslaved to your passions you are ultimately being ungrateful for what you have been given. You overlook the blessing God has given you and the gifts and talents He has entrusted to you.
This week, remember that you have an infinitely loving God who cares deeply for you. Consider all that He has blessed you with and how you can use those blessings for His glory.
Fr. Mark Zacker
Pastor
Nuestras lecturas bíblicas de hoy sacan a la luz la lucha diaria entre el bien y el mal y cómo podemos ganar esa lucha mediante la gratitud.
En nuestro Evangelio, vemos un ejemplo de cómo rendirnos a nuestras pasiones nos afecta negativamente. Jesús estaba con sus discípulos cuando empezaron a discutir entre ellos sobre quién era el más grande del grupo.
Si nos fijamos en nuestras propias vidas, podríamos encontrar muchos casos en los que caemos en las mismas tendencias: nos comparamos constantemente con los demás, por orgullo sentimos la necesidad de señalar los defectos de otro o elegimos contraatacar en una discusión. Sabemos que deberíamos actuar de una manera, pero elegimos otra.
Cuando Jesús escucha lo que los apóstoles están discutiendo, hace que se centren en un niño. "El que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe".
Si reflexionamos sobre el momento en que alguien recibe a un niño, muchas veces su corazón está desbordado de alegría y gratitud por este regalo. No hay celos ni ira, sólo agradecimiento y aprecio.
Los apóstoles estaban ocupados discutiendo sobre quién era el mejor. Su visión estaba nublada, y ni siquiera podían detenerse a agradecer el regalo de estar tan cerca de Jesús y de haber sido elegidos para ser sus seguidores más cercanos.
Cuando estás atrapado en la guerra de celos, peleas y orgullo, y empiezas a esclavizarte a tus pasiones, al final estás siendo ingrato por lo que se te ha dado. Tú pasas por alto la bendición que Dios te ha dado y los dones y talentos que Él te ha confiado.
Esta semana, recuerda que tienes un Dios infinitamente amoroso que se preocupa profundamente por ti. Considera todo con lo que Él te ha bendecido y cómo puedes usar esas bendiciones para Su gloria.
Padre Mark Zacker
Párroco
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