During this month of August, I invite you to read the Gospel of Saint John, Chapter 6. It is the core of the third year of our National Eucharistic Revival.
Often, we live our lives working for temporary happiness. But today, Jesus reminds us to “not work for food that perishes, but for the food that endures for eternal life.”
Our Eucharistic meal is the Spiritual Food that we consume — Jesus Himself, Body, Blood, Soul, and Divinity. He will satisfy us as Jesus says, “I am the bread of life; whoever comes to me will never hunger, and whoever believes in me will never thirst.”
We all have the need to be satisfied. It is in our humanity. And in that incompleteness, we grab at what surrounds us to satisfy our hearts. It could be the next job promotion, the comforts in our homes, the next trip we plan to take. The list goes on. We might think to ourselves, ‘then I will be happier.’ Or maybe we don’t even realize how we are relying on those things or events in our lives.
And while many of those things are good and bring us joy, they are only a small glimpse of the deeper, lasting happiness that the Lord offers us. They are gifts that should remind us of our Good and Gracious Creator. Instead of placing undue importance on those things or people, place it on Jesus, as He says, “Whoever comes to me will never hunger, and whoever believes in me will never thirst.” He is the One who fills our hearts.
As you go about your day-to-day lives this week, try to recognize the times you are “working for food that perishes” by seeking things of the world to satisfy your heart. In those moments, recall that everything we have is a gift from God. Instead of misusing that gift, offer a prayer of thanksgiving for all He has given to you.
Fr. Mark Zacker
Pastor
Durante este mes de agosto, les invito a leer el capítulo 6 del Evangelio de San Juan. Es el núcleo del tercer año de nuestro Renacimiento Eucarístico Nacional.
A menudo, vivimos nuestras vidas trabajando por la felicidad temporal. Pero hoy, Jesús nos recuerda que "no trabajemos por el alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna."
Nuestra comida Eucarística es el Alimento Espiritual que consumimos - Jesús mismo, Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Él nos saciará como dice Jesús: "Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí, nunca tendrá sed."
Todos tenemos la necesidad de ser saciados. Está en nuestra humanidad. Y en esa incompletud, nos agarramos a lo que nos rodea para satisfacer nuestro corazón. Puede ser el próximo ascenso laboral, las comodidades de nuestros hogares, el próximo viaje que planeamos hacer. La lista continúa. Puede que pensemos: "Así seré más feliz". O tal vez ni siquiera nos damos cuenta de cómo estamos dependiendo de esas cosas o acontecimientos en nuestras vidas.
Y aunque muchas de esas cosas son buenas y nos traen alegría, son sólo un pequeño atisbo de la felicidad más profunda y duradera que nos ofrece el Señor. Son regalos que deberían recordarnos a nuestro Creador bueno y bondadoso. En lugar de dar excesiva importancia a esas cosas o personas, dásela a Jesús, como Él dice: "El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed". Él es Quien llena nuestros corazones.
Esta semana, en su día a día, traten de reconocer las veces que están "trabajando por un alimento que se acaba" buscando cosas del mundo para saciar su corazón. En esos momentos, recuerda que todo lo que tenemos es un don de Dios. En lugar de hacer mal uso de ese don, ofrece una oración de agradecimiento por todo lo que Él te ha dado.
Padre Mark Zacker
Párroco
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