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One God in Three Persons: The Mystery of the Trinity and the Divinity of Christ

The Most Holy Trinity, our one God in three Divine Persons, are manifest in today’s last feast of Christmas, the Baptism of our Lord:  The Holy Spirit descended upon Jesus and a voice came from heaven, “You are my beloved, Son, with you I am well pleased.”  


In the year 325, 1700 years ago, the Council of Nicaea gathered to make sense of this.  A priest named Arias was teaching that since the Son comes from the Father, this means the Son is created, and not fully God.  A bishop named Athanasius countered that Christ was co-eternal and con-substantial with the Father, which is our common Christian belief.


It’s hard for us to imagine today, but the dispute between those two theologians spread into a worldwide controversy that threatened to tear apart not only the Church but the Roman Empire in the fourth century.


The short version of a long and complex story is that the Council issued the Nicene Creed, which includes the passage saying Jesus is “God from God, light from light, true God from true God, begotten not made, consubstantial with the Father.”  We profess this Creed before every Baptism and Confirmation. We profess this Creed at every Sunday Mass and Holy Day.


Sadly, many people might still think that Jesus was just a good teacher, a wise rabbi, a beautiful example, or a martyr for a noble cause. Some might think that he was a human being who was so fulfilled and self-actualized that he ‘became divine’.’  Maybe they would say, Jesus was so complete a human being that he revealed to us the divine image in which we are all created–and therefore shows us what God is like.  They might say there is a sense in which this ‘divinization’ happened to Jesus as a result of the graces he received from God, the life he led, and the sufferings he endured.


These beliefs are a part of many Christian denominations, but they are not Catholic.


Belief in the divinity of Jesus is central to our Christian faith.  You might have thought that this was settled seventeen centuries ago.  In his homily on New Year’s Day, Pope Francis said, “In the life of Jesus, we see that this is how God chooses to act: Through littleness and hiddenness. Jesus never yielded to the temptation of performing great signs and imposing himself on others. . . Instead, he revealed God’s love in the beauty of his humanity, dwelling in our midst, sharing our daily life, our efforts and our dreams, being merciful to those suffering in body and spirit, giving sight to the blind and strength to the disheartened. By the frailty of his humanity and his concern for the weak and vulnerable, Jesus shows us the face of God.”


Jesus IS God!  That’s why when you are baptized you are baptized in the Name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit.  One God, in three Divine Persons.


Fr. Mark Zacker

Pastor






La Santísima Trinidad, nuestro único Dios en tres Personas Divinas, se manifiesta hoy en la última fiesta de Navidad, el Bautismo de Nuestro Señor:  El Espíritu Santo descendió sobre Jesús y una voz vino del cielo: "Tú eres mi Hijo, el predilecto, en ti me complazco".  


En el año 325, hace 1700 años, el Concilio de Nicea se reunió para dar sentido a esto.  Un sacerdote llamado Arias estaba enseñando que como el Hijo viene del Padre, esto significa que el Hijo es creado, y no completamente Dios.  Un obispo llamado Atanasio respondió que Cristo era co-eterno y con-sustancial con el Padre, que es nuestra creencia cristiana común.


Hoy nos cuesta imaginarlo, pero la disputa entre esos dos teólogos se convirtió en una controversia mundial que amenazó con desgarrar no sólo a la Iglesia, sino también al Imperio Romano en el siglo IV.


La versión corta de una historia larga y compleja es que el Concilio emitió el Credo de Nicea, que incluye el pasaje que dice que Jesús es "Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre".  Profesamos este Credo antes de cada Bautismo y Confirmación. Profesamos este Credo en cada Misa dominical y en cada Día Santo.


Lamentablemente, mucha gente puede seguir pensando que Jesús fue sólo un buen maestro, un sabio rabino, un bello ejemplo o un mártir por una causa noble. Algunos podrían pensar que fue un ser humano tan realizado y autorrealizado que "se hizo divino.”  Quizá digan que Jesús fue un ser humano tan completo que nos reveló la imagen divina en la que todos hemos sido creados y, por tanto, nos muestra cómo es Dios.  Podrían decir que hay un sentido en el que esta "divinización" le ocurrió a Jesús como resultado de las gracias que recibió de Dios, la vida que llevó y los sufrimientos que padeció.


Estas creencias forman parte de muchas confesiones cristianas, pero no son católicas.


La creencia en la divinidad de Jesús es fundamental para nuestra fe cristiana. Podría pensarse que esto quedó zanjado hace diecisiete siglos.  En su homilía del día de Año Nuevo, el Papa Francisco dijo: "En la vida de Jesús, vemos que así es como Dios elige actuar: A través de la pequeñez y el ocultamiento. Jesús nunca cedió a la tentación de realizar grandes signos e imponerse a los demás. . . En cambio, reveló el amor de Dios en la belleza de su humanidad, habitando en medio de nosotros, compartiendo nuestra vida cotidiana, nuestros esfuerzos y nuestros sueños, siendo misericordioso con los que sufren en cuerpo y espíritu, dando vista a los ciegos y fuerza a los desanimados. Por la fragilidad de su humanidad y su preocupación por los débiles y vulnerables, Jesús nos muestra el rostro de Dios.”


¡Jesús ES Dios!  Por eso, cuando les bautizo, les bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.  Un Dios, en tres Personas Divinas.


P. Mark Zacker

Párroco 


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